miércoles, 1 de noviembre de 2017

Tengo una serpiente


Tengo una serpiente.

Tengo una serpiente entre las piernas,
un enigma en la cara,
un as en la manga.

Tengo una serpiente entre las piernas
un nudo en el cuello,
una aparente calma.
Un haz de luces que desdeña
todo lo que los necios ven y piensan.
Un alma que sueña y que sueña.

Tengo una serpiente entre las piernas
que muerde y envenena a los vivientes,
que emponzoña las pieles de las bestias.

Tengo una serpiente entre las piernas
que anhela devorarte con su alma de fiera.

Soy aquella que se yergue en las tinieblas,
aquella que no posee sino sus garras y dientes
y pese a todo quiere poseerte.

Yo soy aquella que desnuda se yergue
a la desnuda luz de las estrellas
y sobre los huesos de los muertos muere.

Porque tengo una serpiente entre las piernas 
como un río de fuego,
como un tenue demonio, como un callado cielo.
Como un callado cielo.

Montserrat Álvarez