sábado, 26 de agosto de 2017

Las Imágenes


Las Imágenes

IMAGEN. En el campo amoroso, las más vivas heridas provienen más de lo que se ve que de lo que se sabe.

1.  ("De repente, al regresar del guardarropa los veo en tierna conversación, inclinados uno hacia el otro.")

La imagen se destaca; es pura y limpia como una letra: es la letra de lo que me hace mal. Precisa, completa, acabada, definitiva, no me deja ningún lugar: soy excluido de ellas como de la escena original, que no existe quizás sino por lo mismo que el contorno de la cerradura la destaca. He aquí, pues, la definición de la imagen, de toda imagen: la imagen es aquello de lo que estoy excluido. Al contrario que en esos acertijos en que el cazador está secretamente dibujado entre las hojas de los árboles, yo no estoy en la escena: la imagen carece de enigma.

2.  La imagen es perentoria, tiene siempre la última palabra; ningún conocimiento puede contradecirla, arreglarla, sutilizarla. Werther sabe perfectamente que Carlota está prometida a Alberto, y al fin de cuentas no sufre por ello sino vagamente; pero "le corre un escalofrío por todo el cuerpo cuando Alberto estrecha su esbelto talle". Yo sé que Carlota no me pertenece, dice la razón de Werther, pero de todos modos, Alberto me la roba, dice la imagen que tiene bajo sus ojos.

3.  Las imágenes de las que estoy excluido me son crueles; pero a veces también (inversión) soy apresado en la imagen. Al alejarme de la terraza de un café donde debo dejar al otro en compañía, me veo partir solo, caminando, un poco deprimido, por la calle desierta. Esta imagen, en la que mi ausencia es aprisionada como en un espejo, es una imagen triste.

Ed. Siglo XXI, 2004
Trad. Eduardo Molina

Fot. Robin Isely