Cuando sea una mujer mayor,
vestiré de morado, con un sombrero rojo
que ni vaya a juego ni me quede bien
y gastaré mi pensión en brandy
y guantes de verano y sandalias de raso,
y diré que no me llega para mantequilla.
Me sentaré en la acera cuando esté cansada
y engulliré muestras en las tiendas
y apretaré los botones de alarma.
Y pasaré mi bastón por las barandillas
y compensaré la sobriedad de mi juventud.
Saldré a la calle en zapatillas cuando llueva
y recogeré flores de los jardines de otros.
Y aprenderé a escupir.
Puedes llevar camisetas horribles
y ponerte gorda,
y comer tres libras de salchichas de golpe.
O sólo pan y pepinillos durante toda la semana.
Y almacenar bolígrafos
y lápices y posavasos y cosas en cajas.
Pero ahora tenemos
que tener ropa que nos mantenga secas,
y pagar la renta y no maldecir en la calle.
Y ser un buen ejemplo para los niños.
Debemos tener amigos a cenar
y leer los periódicos.
Pero
¿tal vez debería practicar ahora un poco?
Así la gente que me conoce
no se extrañará ni se sorprenderá
cuando de repente
sea mayor
y comience a vestir de morado.
Hendaye, France, 1932