Ven a mí si quieres salvarte de mi locura y de mi rabia, ten piedad de ti y ven a mí. Nadie lo sabrá, ni siquiera yo, pues yo estoy vagando por las calles de otra ciudad, vestida de mendiga vieja, acoplando tus nombres a canciones oscuras que son como puñales para fijar mi delirio. Mi sangre, mi sexo, mi sagrada manía de creerme yo, mi porvenir inmutable, mi pasado que viene, mi atrio donde muero cada noche. Oh, ven, nada ni nadie lo sabrán nunca. Aun cuando yo no lo quiera, ven. Aun cuando yo te odie y te abandone, ven y tómame a la fuerza.
Alejandra Pizarnik
Diarios
Ed. Lumen, 2003
Fot. Misungui