Te tocaré con mi mente.
Te tocaré y tocaré y tocaré
hasta que me des
súbitamente una sonrisa,
tímidamente obscena;
tímidamente obscena;
te tocaré con mi mente.
Te tocaré, eso es todo,
ligeramente
y tú te volverás completamente,
con cariño infinito,
el poema que no escribí.
Fot. Lucian Freud