jueves, 28 de enero de 2016

El ciclo de la vida

Cada día empieza, a las 07.30, con Prozac. Y termina, a las 23.30 con Lormetazepam.

Entre esa parodia de nacimiento y muerte, la vida se desarrolla lenta, pausada, entre gráficos que se mueven nerviosos empujados por fuerzas desconocidas. Mi trabajo consiste en detectar y, con suerte, aprovechar algo de la inercia. ¿La marea esta subiendo o bajando? A diferencia de lo que ocurre con el mar, en los mercados no es predecible la dirección, sólo el fenómeno, y ya es mucho. A veces cambia de dirección en mitad del desarrollo. Desconcertante. Psicología de masas (algunos dicen). Desviaciones aleatorias que solo obedecen, al final, muy al final, a la ley de los grandes números.

Busco la paz y el sosiego recopilando imágenes o citas no sé si bellas, pero en todo caso que me impresionan, por alguna razón u otra. Las selecciono, clasifico, guardo, presento... La mayoría de los días todo eso lo hago acompañado de música., en general minimalista y repetitiva, muy acorde con mi pensar obsesivo.

Hace semanas ¿meses? que no me río. Alguna sonrisa sí, gracias al ingenio de una frase prestada, pero es a lo más que puedo aspirar.

Vivo sin emoción.

Hace unos días, viendo una película, (Youth), se me despertaron las emociones. Para llorar. Casi mejor que se queden aletargadas, pues.

Gracias a las redes y la tecnología he conocido a gente interesante, muy interesante, que suele vivir a miles de kilómetros, con lo cual lo que me llega de esas personas es un eco muy amortiguado de su vibración primera. Cosas intangibles: una manera de mirar, unas ciertas afinidades... Pero no me oyen roncar, ni yo escucho sus pedos. Les trae sin cuidado si me cambio o no los calcetines y a mi si se lavan o no los dientes después de comer.

Una vida 2.0

Pero es que la 1.0 me mata a fuerza de vomitar.

Ocasionalmente pienso en la 3.0

Anoche soñé con mi ex, de la que llevo separado 15 o 20 años o por ahí. Me desperté sobresaltado. Pero no angustiado. La he llamado. Está pintando un cirio pascual con un pincel de dos pelos.

Puntos suspensivos. Tres. Y a dormir.

Mañana será lo mismo. Diferente, pero lo mismo.