sábado, 17 de octubre de 2015

Lüftmensch



Siendo nómada lleva dentro de sí su choza y sus posesiones; no acumula, no se deja atrapar por el peso de la vida material; él prefiere flotar, como lo hacen sus pensamientos al atardecer. Algo de esa levedad, una levedad mal vista por la estirpe de Caín, sobrevive en el lüftmensch, palabra yiddish que designa negativamente al vagabundo, al hombre improductivo, sin trabajo ni sueldo fijo, dedicado a perder el tiempo y a cavilar.
Perdido entre libros y divagaciones, el lüftmensch es literalmente un “hombre de los aires”, “un hombre flotante”. ¿A qué aspira? ¿A dónde se dirige? Como Abel, este ocioso no tiene planes ni proyectos, es un hijo errático que siempre angustia a su mamá.

Vivian Abenshushan, Escritos para desocupados