martes, 23 de junio de 2015

En el metro, de vuelta a casa.

Ven, siéntate aquí, junto a mí, quiero mostrarte mis engranajes. Me gustaría hablarte de ellos con calma y prudencia; con toda la calma, la prudencia y la demora que poseen algunos hombres con los huevos repletos de melancolía. Quiero hacer de mi cuerpo tu recreo. De mi lengua una palanca sobre la que brinques y que acabe con tu vida una y otra vez, una y otra vez. Quiero abonar el jardín y que crezcan los árboles hasta que entren las ramas por la ventana y poder ahorcar en ellas todos los momentos feos y las rutinas del conocerse demasiado. Aunque estas últimas, por inevitables, mejor dejarlas pasar, no hacerles demasiado caso y tomarlas como la marea que igual que sube tendrá que bajar.
Ven, siéntate aquí, junto a mí, te mostraré mis engranajes, te lo contaré todo. Cuando ya no te acuerdes de nada.

Fotografía de Wacław Nowak