jueves, 1 de enero de 2015

Conciertos de Año Nuevo

Mi padre está escuchando, por segunda vez, el concierto de esta mañana desde Viena. Yo lo he visto y escuchado esta mañana, con él a ratos, pero él iba y venía porque estaba preparando lionesas para el postre de la comida de hoy. Me ha gustado, pero es una música que no me llega como me llega la música antigua, que realmente me conmueve y me hace sentir cosas que sólo siento escuchando esa música.

Así que para desintoxicar un poco, me he escuchado el Oficio de Difuntos de Tomás Luis de Victoria, mientras leía el texto de lo que estaban cantando. Es muy tremendo todo.


I. Lectio: Taedet animam meam.

«Taedet animam meam vitae meae, 
dimittam adversum me eloquium meum, 
loquar in amaritudine animae meae. 
Dicam Deo: Noli me condemnare: 
indica mihi, cur me ita iudices. 
Numquid bonum tibi videtur, 
si calumnieris, et opprimas me, 
opus manuum tuarum, 
et consilium impiorum adiuves? 

Numquid oculi carnei tibi sunt: 
aut sicut videt homo, et tu vides? 
Numquid sicut dies hominis dies tui, 
aut anni tui sicut humana sunt tempora, 
ut quaeras iniquitatem meam, 
et peccatum meum scruteris? 
Et scias, quia nihil impium fecerim, 
cum sit nemo, qui de manu tua possit eruere.»

(Job 10:1-7)
«¡Estoy hastiado de mi vida!
Voy a dar curso libre a mis quejas,
a hablar con la amargura de mi alma.
Quiero decir a Dios: ¡No me condenes,
dame a entender por qué te querellas contra mí!
¿Es decoroso para ti
hacer violencia, desdeñar
la obra de tus manos
y complacerte en los consejos de los malvados?

¿Tienes tú acaso ojos de carne
y miras como mira el hombre?
¿Son tus días los de un mortal,
son tus años los de un hombre
para que tengas que inquirir mi culpa
y andar rebuscando mi pecado,
cuando sabes que no soy culpable
y nadie puede librarme de tus manos?»

(Job, 10:1-7)


II. Introitus: Requiem aeternam.

«Requiem aeternam dona eis Domine 
et lux perpetua luceat eis. 

Te decet hymnus Deus in Sion, 
et tibi reddetur votum in Jerusalem: 
exaudi orationem meam, 
ad te omnis caro veniet. 

Requiem aeterman dona eis Domine 
et lux perpetua luceat eis».

(4 Esdr. 2:34-35; Sal. 64(65):1-2)
«Dales, Señor, el descanso eterno, 
y brille ante sus ojos la luz perpetua. 

Te cantarán himnos, Dios, en Sión 
y se te ofrecerán votos en Jerusalén. 
Escucha mi oración, 
Tú a quien todos iremos. 

Dales, Señor, el descanso eterno, 
y brille ante sus ojos la luz perpetua».

(4 Esdr. 2:34-35; Sal. 64(65):1-2)

III. Kyrie. 
El texto desaparece de pronto, pero lo dejo.
«Kyrie eleison
Christe eleison
Kyrie eleison»
«Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad»


IV. Graduale: Requiem aeternam.

Requiem aeternam dona eis Domine 
et lux perpetua luceat eis. 

In memoria aeterna erit justus: 
ab auditione mala non timebit.

(4 Esdr. 2:34-35; Sal. 110(111):7)
Dales, Señor, el descanso eterno,
y brille ante sus ojos la luz perpetua.

El justo será recordado eternamente,
no temerá las malas nuevas.

(4 Esdr. 2:34-35; Sal. 110(111):7)

V. Offertorium: Domine Jesu Christe.

Domine Jesu Christe, Rex gloriae, 
libera animas omnium fidelium defunctorum 
de poenis inferni, et de profundo lacu: 
libera eas de ore leonis, 
ne absorbeat eas tartarus, 
ne cadant in obscurum: 
sed signifer sanctus Michael 
repraesentet eas in lucem sanctam. 
Quam olim Abrahae promisisti, 
et semini eius.
Señor Jesucristo, Rey de la Gloria, 
libera a las almas de los fieles difuntos
de las penas del infierno y del abismo profundo.
Sálvalas de las garras del león
para que no sean devoradas por el averno
ni caigan en las tinieblas.
Que San Miguel las conduzca
a la santa luz,
como prometiste a Abraham
y a su descendencia.

VI. Sanctus & Benedictus.

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus, 
Dominus Deus Sabaoth. 
Pleni sunt coeli et terra 
gloria tua. 
Hosanna in excelsis. 

Benedictus qui venit in nomine Domini 
Hosanna in excelsis.
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Señor Dios de los ejércitos.
Llenos están los cielos y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo.

VII. Agnus Dei.
Agnus Dei 
qui tollis peccata mundi, 
dona eis requiem. 

Agnus Dei 
qui tollis peccata mundi, 
Dona eis requiem sempiternam.
Cordero de Dios, 
que quitas el pecado del mundo, 
dales el descanso. 

Cordero de Dios, 
que quitas el pecado del mundo, 
dales el descanso eterno.

VIII. Communio: Lux æterna - Requiem æternam.

Lux aeterna luceat eis, Domine . 
Cum sanctis tuis in aeternum, 
quia pius es.

Requiem aeterman dona eis Domine 
et lux perpetua luceat eis 
cum sancti tuis in aeternum, 
quia pius es.

Requiescant in pace. Amen.
Brille la luz perpetua ante ellos,
junto a los Santos y para toda la eternidad,
por tu misericordia.

Dales, Señor, el descanso eterno,
y brille ante sus ojos la luz perpetua
junto a los Santos y para toda la eternidad,
por tu misericordia.

Desncansen en paz. Amen

IX. Motet: Versa est in luctum.

«Versa est in luctum cithara mea, 
et organum meum in vocem flentium. 
Parce mihi, Domine, 
nihil enim sunt dies mei».
(Job 30:31; 7:16)
«Mi arpa se ha transformado en luto
y mi órgano en la voz de los que lloran.
Perdóname, Señor,
porque mis días no son nada».
(Job 30:31; 7:16)

X. Responsorium: Libera me.

«Libera me, Domine, de morte aeterna, 
in die illa tremenda: 
Quando caeli movendi sunt et terra, 
dum veneris iudicare saeculum per ignem.

Tremens factus sum ego, et timeo, 
dum discussio venerit, atque ventura ira. 
Quando caeli movendi sunt et terra.

Dies illa, dies irae, calamitatis et miseriae, 
dies magna et amara valde. 
Dum veneris iudicare saeculum per ignem.

Requiem aeternam dona eis, Domine, 
et lux perpetua luceat eis.

Libera me, Domine, de morte aeterna, 
in die illa tremenda: 
Quando caeli movendi sunt et terra. 
Dum veneris iudicare saeculum per ignem.

Kyrie eleison. 
Christe eleison. 
Kyrie eleison».
«Líbrame, Señor, de la muerte eterna,
en aquel tremendo día.
Cuando temblarán los cielos y la tierra.
Cuando vienes a juzgar al mundo con el fuego.

Temblando estoy y temo,
mientras llega el juicio y la ira venidera.
Cuando temblarán los cielos y la tierra.

Día aquel, día de ira, de calamidad y miseria,
día grande y amargo.
Cuando vienes a juzgar al mundo con el fuego.

Dales, Señor, el descanso eterno,
y brille ante sus ojos la luz perpetua.

Líbrame, Señor, de la muerte eterna,
en aquel tremendo día.
Cuando temblarán los cielos y la tierra.
Cuando vienes a juzgar al mundo con el fuego.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad».
Amén.